Muere el cantante Juan Gabriel
Posted on 2 September, 2016 by René Zapata 1 comment
“Murió el “Divo de Juárez” a los 66 años, éste domingo 28 de agosto en Sta. Mónica, California, una noche después de la presentación de un concierto ante 17,000 personas. Hoy iba a actuar en el Estado de Texas.”
Esta noticia ha recorrido todo el mundo y ocupa los titulares nacionales e internacionales destacando el fallecimiento del cantante y compositor mexicano. Muchos programas de radio y TV fueron interrumpidos para dar esta triste noticia. Su verdadero nombre fue Alberto Aguilera Valadez y se le atribuyen cerca de 1800 composiciones a su autoría.
Su partida ha dejado un gran vacío en el mundo artístico pues se le considera en el mismo nivel de otros grandes como Pedro Infante, Mario Moreno “Cantinflas”, Vicente Fernández, Agustín Lara, Jorge Negrete y otros más que han alcanzado la fama en México y en muchos otros países. Varios dignatarios, incluyendo el Presidente Peña Nieto han presentado sus condolencias al pueblo mexicano por tan irreparable pérdida. Se anunciarán los homenajes que recibirá antes de su sepultura.
Nuevamente, este acontecimiento nos hace pensar en la incertidumbre de la vida y nos recalca que nosotros no somos dueños de ella. Sólo Dios, el dador de la vida, tiene agendado en su calendario divino el tiempo que cada ser humano vivirá. Él es el único que tiene el derecho de dar y cortar la vida.
Es por ello que es importante estar preparado para ese inevitable acontecimiento. En II Reyes 20:1 el profeta Isaías advierte al rey Ezequías: “Ordena tu casa, porque morirás” En Amós 4:12 leemos: ”…Prepárate para venir al encuentro de tu Dios.” y Ecl. 9:22 nos recalca: “El hombre tampoco conoce su tiempo” (Ecl. 9:12) Ninguno de nosotros podemos predecir el momento ni la forma en que Dios nos llamará. Estoy seguro que Juan Gabriel nunca se imaginó que en Santa Mónica presentaría su último concierto y que esa noche pasaría a la eternidad.
¿Está usted listo para presentarse ante Dios si en esta misma noche lo llamara?
Esta es una advertencia y una oportunidad que Dios le da para prepararse para a venir a Su presencia. Él nos dice: “He aquí yo estoy a la puerta y llamo; si alguno oyere mi voz y abriere la puerta, yo entraré a Él…” (Apoc. 3:20) Si Jesucristo ha entrado a su vida y usted lo ha reconocido como Señor y Salvador, usted está listo para ser llamado y presentarse ante Él sin temor. Hágalo ahora que tiene tiempo y el Señor está cercano.
